lunes, 8 de febrero de 2010

TOUR PERU COSTA SUR

En Bicicleta
11/01/2010
Pisco, Ica, Palpa, Nazca, Lomas, Chala, Atico, Ocoña, Camaná, Pedregal, Islay, Mollendo, Bom Bom, Ilo, Moquegua

jueves, 4 de febrero de 2010

PUNO... REFLEJO DE UN SIKURI... (llegada)

Llegar a Puno nunca estuvo en mis planes iniciales, la idea siempre fue ir de Moquegua a Desaguadero para cruzar a La Paz, pero en todos los planes siempre pasa algo imprevisto y yo no fui la excepción, el recorrido emocionante que habia tenido debía concluir en Moquegua, ahí recibiría la encomienda con mis documentos para poder cruzar la frontera, quien sabe porque justo esa encomienda se pierde en manos de la agencia de transporte, la misma que no encontro mejor solución que devolver dinero al remitente que era mi hermano; entonces la única solución era pedir un duplicado de mi documento de identificación (DNI) ó intentar salir del país con el dni antiguo y pagarle algo al policia de migraciones para que me deje entrar, tomé la primera opción a fin de evitar problemas en el futuro.
Ya para ese momento tenía dolor en las rodillas (ambas) y no tenía idea de la ruta hacia Desaguadero, con el fín de conocer un poco mas, tomé la ruta hacia Puno, desarmé las alforjas y decidi ir en carro, al principio sentía tristeza y un poco de rabia al ver la cuesta que podía haberla hecho en bicicleta, pero esta cuesta no terminaba, luego de 20 km ya no sentía esta pena; la cuesta no termina hasta llegar al kilómetro 100, sabía que había tomado la mejor opción, no estaba preparado para atravezar esa ruta pues pasados 20 minutos de haber salido de Moquegua no hubo un solo pueblo hasta el km. 250 que ya estaba cerca a Puno.
Llegué a la conclusión que para subir de Moquegua a Puno son necesarios 3 dias, una carpa, un sleeping, y ropa para el frío que a esta altura somete al cuerpo hasta quebrarlo, yo no contaba con nada de eso, tampoco con los 300 km. que lo separan de Moquegua, cuando llegue a Puno me encontraba inundado de felicidad, se podía ver desde arriba el reflejo de las luces de la ciudad en el lago Titicaca, el solo verlo de noche ya me fascinaba y me generaba curiosidad extrema por conocerlo de día.
Aveces la emoción te lleva a extremos, yo pensé que el frío no me haría nada, que era cuestión psicológica y que si salía con polera y short el frío no me haría nada, sali a dar una vuelta y aunque al entrar a la ciudad no ves nada cuando vas al centro todo cambia, Puno tiene un boulevard (no es de los sueños rotos) donde estan las tiendas y restaurantes para turistas, sus calles pequeñas guardan bares donde rápido sirven chocolate o té piteado (lo mejor para el frío), además del vino caliente, muy tradicionales de Puno.
Contento volví a descansar, mientras regresaba me atrajo subitamente el canto Sikuri que sonaba en una pequeña plazuela, cuando llegué al lugar la atmósfera cambió en su totalidad, un grupo de 25 hombres formados en circulo tocando zampoñas de distintos tamaños y otros en el centro tocando con una mano el bombo y con otra la zampoña componían la mas hermosa melodia del altiplano que yo antes no había escuchado, a su costado estaban las mujeres bailando ensayando pasos, mejorando la calidad de su coreografía que hiba a ritmo de Sikuri...
La melodía ha sonado en mis sueños, y el frío ha invadido mi cuerpo causándome dolor extremo en los huesos de la cadera y la columna, el haber creido que el frío era psicológico me ha costado mucho, decidí abrigarme tanto como pudiera para salir a ver el amanecer frente al lago, es extremo el frío por las mañanas, no me ha impedido ver el lago aunque sea un 5% de su totalidad... pues es inmenso, al mirarlo sentía su espiritu solitario cargando sobre él tantos años de leyendas y verdades, los turistas caminan apresurados a sus botes que los llevarán a las distintas islas que hay... la mas cercana es la de los Uros.... una señora se acerca y me ofrece una chompa de lana de alpaca con una sonrisa le digo que no estoy interesado, ella sonríe y me dice: si no te abrigas bien te van a doler los huesos... si me lo hubieran dicho antes de venir... 
continuara...

miércoles, 27 de enero de 2010

Previa Revisión


Partir no es fácil, planear un viaje es en extremo emocionante, mirar los mapas y pensar que a todos esos lugares puedes llegar impulsado por un deseo, hace que te pongas una meta y sabes que cumplirla será una realización personal la misma que trae consigo un bienestar interno y profundo.
Hoy hago revisión a dos semanas y dos días de viaje por la costa sur de un país lleno de mundos como es el Perú, desde Pisco con sus playas tranquilas y mansas, atravesando los viñedos de Ica que hacian bailar a su ciudad a diferencia de Palpa que quedaba en el olvido de aquellos que otrora la vieran florecer y que si no fuera por lo enigmaticas y misteriosas que son las líneas de Nazca ésta también se perdería empolvada por un desierto lleno de nostalgia como la memoria de Maria Reiche.
Buscando mas al sur tras vientos arrebatados y pampas verdes, el puerto de Lomas, casi desconocido y mucho menos visitado, es esa tranquilidad que mantiene a la gente llena de vida de este lugar en una estrecha relación con el mar, al fin y al cabo, todos ellos dependen de lo que las aguas les dé, es sin duda una de las mejores playas, tranquila, de aguas cristalinas, el mar pareciera emocionarse cuando va la gente a bañarse.
Para llegar a Chala tuve que cruzar el valle de Yauca, lleno de árboles olivos, previo a llegar a Tanaka   un poco mas al sur cruzaba la mas dificil zona de arenamiento de la ruta, y apenas respiraba aire limpio veía la montaña filosa que se elevaba dificil de escalar una vez arriba ya podia respirar el aire frío y seco de las lomas costeras de Atiquipa, aquí me detuve a mirar lo verdes que se habían puesto las montañas y como la lluvia diminuta daba vida a una tierra antes desértica.

Crucé de Chala a Atico bajo un eterno sol y un viento memorable, en una carretera que no quería alejarse del mar, éste cada vez mas cristalino, para mi lado izquierdo poco a poco se hiban descubriendo curiosas formas que el viento había tallado en las rocas, saludos generosos de los camioneros me levantaban el ánimo me sentía uno de ellos compartíamos la ruta, ya estaba en La Punta, entónces apareció Puyenca, la mas hermosa de todas las playas y la favorita de la gente de Atico.
Llegar a Ocoñá significó frescura y alivio luego de acantilados serpenteantes, rocas filosas y cerros de arena, parecía desde arriba un oasis que mezclaba su agua dulce con la salada del mar, juntos daban vida al pequeño y curioso valle, para cuando llegaba a Camaná ya todo se tornaba felicidad, mientras miraba sus kilometros de verde arrozal, sus playas largas e imensas; ahi no mas ya me esperaba La Cuesta del Toro, sin lugar para un respiro trepé hasta que todo se volvió planicie, con la ayuda del viento el viaje se volvió un paseo hasta la sierra de Pedregal, ya estaba en Arequipa, no quise parar hasta Mollendo y me enfrente a súbitas ráfagas de arena, que insistían en hacerme retroceder, luego un descenso intenso de 25 kilometros, con el peso de la bicicleta tambaleando la estabilidad se volvía casi incontenible, pero pude llegar con bien hasta Islay, no contento con eso avancé 12 kilómetros mas hasta Mollendo.
Ansioso por escapar de la gente y el bullicio de una ciudad bonita pero congestionada salí hacia punta Bombom, ahí encontré la tranquilidad y el silencio que quería, el buen trato de la gente me haría tenerle cariño especial a este pueblo, valle donde los niños todavía salen a pescar camarones, y regresan a sus casas embarrados de arena, lleno de muchas imágenes dejaba Bombom para avanzar hacia el Puerto de Ilo, travesia que me costaría el sudor y el hambre en una ruta que no tenía idea que se podia tornar así de dificil, no fue impedimento para llegar a Ilo y olvidarme de todo mirando los muchos barcos anclados en el puerto, parecía que el sol extendia sus gigantes brazos para guardarlos a todos, como un eterno guardian.

El último tramo ha sido triste y emocionante, dejar Ilo y su melancólico malecón no fue fácil, me despedía del mar, con su eterno sol y su viento persistente, y mientras miraba hacia el otro lado arenales sin fin, recordaba uno a uno todos los lugares por los que había pasado, recuerdos que fueron interrumpidos por un paisaje que mesclaba cerros muertos con valle vivo, entonces ya no hubo cansancio ni penas ni recuerdos, solo una tierra que me engullía hasta hacerme parte de ella, llegaba a Moquegua y el corazón saltaba de alegría, el tambor sonaba intenso y felíz.

martes, 26 de enero de 2010

Valle verde, tierra fértil... MOQUEGUA...

Ilo se esmeraba por no dejarme salir, sentía su suplica en las calles, en sus muchos barcos anclados, en su malecón largo y romántico, brillaba el sol y el cielo azul formaba en el mar un reflejo de espejos infinitos, el viento soplaba tempestuoso en mi contra intentando quitarme fuerza, quería detenerme evitar que dejara la costa brava que hasta hoy me ha acompañado, la arena se elevaba y cubría la carretera y a cualquier vehiculo que se atreviese a cruzar por ahí, eran las diez de la mañana y ya dejaba atras todo eso, vino la calma, vino la tranquilidad de las pampas desérticas que tendría que cruzar para llegar a Moquegua.
El cansancio acumulado en todos estos dias se ha hecho fuerte hoy, mantenía un paso lento y suave, el camino se mostraba fácil con algunas cuestas, poco viento, como si éste se hubiera resentido al dejarlo atras, había mucho silencio, el camino siempre uno solo, se notaba que la señalización había sido robada, no había nada, los camiones, y trailes pasaban lento parecían viejos que todo les pesa y caminan con pasos tardíos, se me acababa el agua, un hombre que se hallaba en una casa solitaria en medio del arenal me dijo que Moquegua estaba cerca ya, que no me preocupara, me vendió una  gaseosa la que se desvaneció tan pronto estuvo en mi estómago, hoy hizo mucho sol, y yo ya estaba cansado.
Unas cuantas curvas, descensos y subidas, y a lo lejos, el verdor del valle, ya estaba cerca, entonces comenzaban a asomar las casas de adobe, el pasto, las vacas, todo me indicaba la cercanía en la que me encontraba de Moquegua, seguía avanzando y el paisaje cada vez se tornaba sublime y destellante, había color por todos lados, mita, cosecha, gente labrando la tierra, niños jugando en la pampa verde, el aroma del orégano se esparcía por la carretera un poco mas adelante y este cambiaba y hasta parecía que tenías las sandías en la boca, cañas de azucar, maíz, viñedos a ambos lados, arboles de manzana, ovejas, vacas, leche, miel, vino, pisco, sonreía extasiado me emocioné y aceleré la marcha hasta llegar a Moquegua. CIUDAD DEL SOL Y LA AMISTAD.

lunes, 25 de enero de 2010

Arribo a ILO por trocha y montaña...

Este quiza haya sido el día mas lento de todos, y no fue causa física ni mecánica, fueron los 95 km. de trocha y montaña que separan Punta Bombom de Ilo, algunos por ahi me habían dicho que el camino era trocha pero yo estaba seguro de que era carretera de asfalto, al ver la realidad de las cosas supe que la travesía se haria mas larga y mas dificil lo que la hacía mas emocionante y agotadora.
Hoy ha sido el único día en que me he despertado tarde, cuando salía de la habitación con la bici lista y yo listo eran las 9:30 am. por lo que supongo eran las 8:30 am. cuando desperté, me apresure en desayunar y salir, había perdido casi dos horas y eso me hiba a costar el almuerzo, la salida en solitario de Bombom me causaba tristeza y nostalgia, toda la gente se porto de lo mejor conmigo en ese pueblo y me gustaba mas con cada paso que daba, sus aires de pueblo pequeño y tranquilo me resultaban demasiado atrayentes, pero la ruta continuaba y ya estaba al pie del cerro y con mucha piedra, tierra y arena en mi delante, hasta ese momento vi que esta vez si sería un viaje realmente solitario, pues pasadas hora y media de haber entrado a la trocha ni un solo vehiculo se me había cruzado, solo tenía a los barcos pesqueros cerca a la playa.
La piedra y la tierra siempre hacen mas lento el avance, la paciencia se la cultiva a punta de pedal, no tenia prisa, entonces empezaría a trepar el interminable cerro amarillo que bordeaba la costa rocosa, no habia señales en la trocha ni kilometros que contar, por momentos me sentía perdido entre los cerros, la trocha parecía perderse, se habrían otros caminos, se inundaba de pensamientos mi cabeza, se perdia en medio del mar, la hora del almuerzo simplemente desaparecio, no había restaurant al lado de la carretera, la comida que llevaba se filtraba deprisa por mi cuerpo, el agua se acababa, y seguía pedaleando, no quería que dejara de brillar el sol, seguían los cerros y las cuestas, las bajadas aflojaban las mochilas y algunos pernos, hasta que finalmente pude divisar la fundición de cobre, al llegar ahí me dijeron que Ilo estaba a tan solo 15 min.
El sol ya se estaba ocultando y yo ya estaba llegando a la ciudad, mirar a la gente no me había alegrado hace mucho tiempo.
Estoy alegre de haber llegado hasta aquí, Ilo es bonito tiene muchos barcos anclados en su puerto y un malecón bien largo, cremoladas y helados por doquier.

domingo, 24 de enero de 2010

Punta Bom Bom


Desde que salí de Pisco tuve como premisa no pedalear en día domingo porque simplemente es el día para descansar, así que hoy domingo debía descansar en Mollendo e ir a la playa, un chapuzón y ver una que otra cosa interesante por ahi, pero la ciudad esta tan atestada de turistas arequipeños (sobre todo porque es fin de semana) que ya no tengo la tranquilidad a la que me he acostumbrado, asi que opté por pedalear 30 km. mas al sur y llegar a Punta Bom Bom con la idea de tener una playa mas tranquila, y asi fue, para llegar a tuve que cruzar por Mejia donde empieza el valle otra vez, se cruza por el Santuario Nacional de Lagunas de Mejia donde hay diversidad de aves protegidas por el estado.
Antes de llegar a Punta Bom Bom hay un pueblo que se llama La Curva, singular pueblo lleno de color, todas las casas tenían flores, 7 km mas y ya estaba en el pueblo de Bom Bom, valle verde fresco y pequeño, muy tranquilo, con muchos hospedajes a la vista.
La gente tiene ese aire lento de pueblo chico, muy agradable, la playa se extiende larga y limpia con un mar bailarin y jugeton que invita a refrescarte, me gusta mucho este lugar, todavía puedes ver a gente sentada en las esquinas conversando, los viejos en sus sillas sentados en la puerta de sus casas, que son grandes y frescas, me alegra el haber venido hasta aquí y no haberme quedado en la otra ciudad grande, confusa y rápida.
Estos días me gusta bastante fijarme en la cara de asombro que ponen las personas cuando les digo desde donde estoy viniendo, es muy gracioso, los viejos lo toman como un acto de valentía, las señoras me tienen pena, los niños se asombran curiosos a ver quien soy, algunos han ido corriendo a cojer sus bicis y se han montado para acompañarme aunque sea unas cuadras, la honestidad de los niños siempre es genial.




sábado, 23 de enero de 2010

Mollendo... gigante playa turística...

Salir de Pedregal fue tarea fácil, pasé la quebrada de El Alto, luego una larga planicie, hoy han sido un dolor de cabeza los buses, autos, camiones, camionetas, trailers y todo vehiculo impulsado con motor, no dejaban de pasar uno tras otro, es hoy donde la mayoria de la gente de Arequipa concurre a las playas para refrescarse un rato siendo estas Camaná y Mollendo, lo cual me ha significado mucho peligro, gracias a Dios todo se ha dado con bien.
Llegué al cruce de Repartición al medio día, con mucho cansancio y hambre, me detuve a comer pues en mi delante tenía a los gigantes pampones deserticos que hiba a cruzar para llegar a Mollendo, la señora del menú fue generosa sirviendo el plato, quiza era por la cara de hambriento que traía, un buen plato de arroz, ensalada y pescado frito, me lo comí completo mirando el chavo del ocho.
Sabía que la ruta que me quedaba por delante era larga y dificil, tenía el viento en contra y un extremo abrigo solar, era la 1:15 pm. y solo pensaba en llegar.
Hoy el cansancio es eterno, siento el pesar del día en todo mi cuerpo, el viento se puso en mi contra y ha lanzado fuertes subitas rafagas de arena entrando a mis ojos y cegandome por segundos, la voluntad es imbatible, he roto las líneas que me impedían cruzar el gran arenal...
Hoy ya no he vuelto a pensar, he dejado de dificultarme a mi mismo y he impulsado con fuerza el latir de mi corazón, arena roja, dios sol y un solo latir a ritmo de tambor alegre...
Hoy ya no busque el final del camino, no he podido imaginar donde acabaría mi ruta, no quería que el tambor de viento, arena y sol dejara de latir, ansiaba que la arena rujiera una vez mas, quemándo mi piel, volviéndome parte de esta tierra tan fuerte...